Los tatuajes de las mujeres bereberes caen en desuso en Marruecos
En las montañas del Atlas marroquí, los emblemáticos tatuajes que decoran los rostros y manos de las mujeres bereberes son una tradición que se está perdiendo por la influencia de la modernidad y las interpretaciones religiosas.
Antiguamente, los tatuajes eran considerados tanto signos de belleza como de pertenencia a una tribu.
"Cuando tenía seis años, nos decían que los tatuajes eran decoraciones bonitas. Usábamos carbón para dibujarlos en la cara y luego íbamos a ver a una especialista que pinchaba el diseño con una aguja hasta que salía sangre", explicó a AFP Hannou Mouloud, de 67 años, habitante del montañoso pueblo de Imilchil, a unos 400 km al este de Rabat.
"Después limpiábamos la herida a diario con una hierba verde masticada hasta que se formaba el tatuaje", agregó, enseñando la discreta línea verde sobre su mentón.
También Ait Mjane Hannou, de 71 años, tiene este tatuaje en su barbilla, al igual que varias de las mujeres del poblado: "Las niñas no podíamos contener las lágrimas. Cada madre abrazaba a su hija, intentando consolarla hasta que el tatuaje estaba terminado. Es una tradición transmitida por nuestros padres", indicó.
Cada grupo bereber tiene sus propios diseños que "expresan su pertenencia a una comunidad específica y una identidad propia", apuntó Bassou Oujabbour, miembro de la organización Akhiam, que trabaja por el desarrollo de esta zona.
- "Castigadas en el más allá" -
Marruecos es el país del Magreb con mayor número de bereberes, cuya presencia es anterior a la arabización y la islamización.
Esta etnia se autodenomina "imazighen", plural de "amazigh", que significa "hombre libre" en su lengua, el tamazight.
Según el último censo (2014), más de una cuarta parte de los 35 millones de marroquíes usan uno de los tres principales dialectos bereberes del país (tarifit, tamazight y tachelhit).
"Las mujeres amazighes del norte de África se distinguen por un tipo de tatuaje que tiene multitud de significados", señaló a AFP Abdelouahed Finigue, profesor de Geografía e investigador de Imilchil.
En primer lugar, el experto destacó "la noción de belleza", que expresa asimismo "su valor como individuo independiente del hombre".
Además, los motivos tatuados forman parte de una cierta espiritualidad.
"El círculo, por ejemplo, representa el universo y la belleza, al igual que la luna y el sol, que desempeñaban un papel importante en los rituales locales", precisó Finigue, quien explicó que los tatuajes se dibujaban en zonas importantes y sensibles del cuerpo, principalmente, el mentón, la frente y las manos.
Algunas mujeres se tatuaban también las zonas íntimas como regalo de boda "para expresar su amor al marido y su apego al hogar".
"Sin embargo, esta costumbre se vio perjudicada últimamente por prejuicios difundidos por corrientes salafistas, que afirman que las mujeres tatuadas irán al infierno", lamentó.
Para los musulmanes, el tatuaje es considerado como una forma de mutilación del cuerpo prohibida por la religión.
Según Oujabbour, esto llevó a muchas jóvenes a no querer tatuarse por motivos religiosos, pero también por otros vinculados a la modernidad: "La mujer moderna [de las zonas rurales] generalmente no se tatúa, e incluso algunas mujeres ya tatuadas deciden sacárselos por miedo a ser castigadas en el más allá".
A.Pérez--ESF