De Medellín a Marsella, el arte urbano para borrar "estigmas"
A miles de kilómetros de Medellín, dos grafiteros de la Comuna 13, aerosol en mano, crean un mural de vivos colores en un barrio pobre y de mala fama de Marsella con un mensaje claro: "Se puede dejar la violencia atrás".
"El arte es resiliencia. Por medio de esto, se pueden superar muchos obstáculos, estigmas, porque La 13 y acá somos lugares estigmatizados por su historia", asegura a AFP Daniela Velásquez, una grafitera de 34 años más conocida como La Crespa.
La Comuna 13 es un ejemplo. Esta barriada en lo alto de Medellín, que a finales del siglo XX se disputaban guerrilleros y paramilitares, logró dejar atrás sus grises y estrechas escaleras con una explosión de color gracias al arte urbano.
La "ciudad de la eterna primavera", cuna del narcotraficante Pablo Escobar, inició en los años 2000 su "metamorfosis" hacia un lugar pacificado y atractivo cuyo máxime exponente es el barrio de "La 13", que visitan ahora miles de turistas.
"Queremos transmitir que se puede salir adelante, dejar la violencia atrás y entender que sí se puede. Porque muchas veces está en el pensamiento: ¿Qué hacemos si no hacemos violencia?", abunda Cristian Álvarez, alias Bicho, de 32 años.
Con el apoyo de la embajada de Colombia y la ciudad de Marsella, estos artistas de la Casa Kolacho comparten su experiencia desde el 23 de mayo con los habitantes del gran puerto francés del Mediterráneo, golpeado por la violencia vinculada al narcotráfico.
Desde inicios de año, 23 personas murieron en ajustes de cuentas por tráfico de drogas, según un recuento de AFP.
Aunque el tráfico esta focalizado especialmente en un sector, la mala reputación es lo que más pesa sobre el conjunto del barrio de Saint-Mauron, uno de los más pobres de Marsella y donde crean su mural. "En ningún momento me he sentido en peligro acá", explica La Crespa.
- "Trópico y Mediterráneo" -
Armados con aerosoles, los grafiteros plasman su mensaje de "vida" y "libertad" en un mural de 70 m2 en la fachada de Méta 2, el centro de arte urbano que los acoge desde mayo, con la forma de un cotorra de Kramer y de una palenquera de "mirada pícara".
"Esta es una fusión entre el Trópico y el Mediterráneo", asegura La Crespa, enfundada en su overol salpicado de colores. Los aguacates comparten cesta con mandarinas, manzanas o uvas en la cabeza de la mujer, sobre un fondo de tonos azules y anaranjados.
Este mural, que se inaugurará el sábado, pasará a formar parte del circuito del Museo de Arte Urbano de Marsella (MauMA), un proyecto iniciado en 2021 e inspirado del "Graffitour" de La Comuna 13, del Paris 13 y del Wynwood de Miami.
El objetivo es "vivir el espacio público de otra manera, de una forma libre, rebelde", explica Johanna Carvajal, investigadora y gestora cultural franco-colombiana de 39 años y una de las impulsoras de exportar la idea del "Graffitour" medellinense.
El MauMA busca cubrir de obras y dinamizar los barrios de "mala reputación", en palabras de Carvajal, del centro y del norte de Marsella, especialmente del tercer distrito donde Méta 2 tiene su sede.
El rostro de una mujer uigur del artista local Mahn Kloix, "La Gioconda de Marsella" o la cara de una mujer mestiza de la grafitera colombiana "Zurik" forman parte de este circuito, que la oficina de turismo propone. El nuevo mural será el número 13.
"Vamos a conseguir que la gente visite lugares donde antes tenía miedo ir", apunta Aurélie Masset, de 45 años y directora artística de Méta 2 y del MauMA, esperando que la transformación conocida en "La 13" opere también en Marsella en beneficio de sus habitantes.
Talleres para niños como los importados por los artistas colombianos o formaciones de inserción para jóvenes en el sector de la construcción son otras de las iniciativas. "No vamos a cambiarlo todo (...), pero al menos aportamos nuestro grano de arena", concluye Masset.
C.Abad--ESF