Trueba y Mariscal resucitan a Tenorio Jr y al Río de la bossa nova
"Simbólicamente, lo resucitamos", dice a AFP el director español Fernando Trueba, acompañado del dibujante Javier Mariscal, sobre el malogrado pianista brasileño Tenório Jr, protagonista de su film animado "Dispararon al pianista", ambientado en el Río de Janeiro de la era dorada de la música brasileña.
La entrevista tiene lugar en el Festival de cine de San Sebastián, que transcurre del 22 al 30 de septiembre en la ciudad del norte de España, y que tiene en la película animada "Dispararon al pianista" uno de los atractivos de la sección oficial, aunque fuera de concurso.
Los dos artistas repiten colaboración tras "Chico y Rita", una cinta también animada, pero de ficción, que era todo un homenaje a la música cubana, como esta lo es a la brasileña.
Trueba, madrileño de 68 años y ganador en 1994 del Óscar al mejor film extranjero por "Belle Epoque", descubrió por casualidad a Francisco Tenório Junior (1941-1976).
"Escuché un piano" en un viejo disco reeditado. "Oigo a este hombre, miro a ver si era uno de los conocidos habituales y me encuentro un nombre que para los españoles es muy curioso, que es Tenorio", el Don Juan de la literatura española, "y me pregunto quién es".
"Quería saber más de él, y ver dónde andaba y qué hacía, y me doy cuenta de que este hombre ni andaba en ningún lado, ni hacía nada, y ahí encuentro la noticia de su desaparición", narró.
- Colorear sentimientos -
Tenório se esfumó una noche de 1976 en Buenos Aires tras dejar a su amante en la habitación del Hotel Normandie para ir a buscar unos sandwiches, después de un concierto con Vinicius de Moraes.
Por poco más que su aspecto de izquierdas, este padre de cinco hijos fue secuestrado, torturado en la Escuela Mecánica de la Armada y asesinado de un disparo en la cabeza por el marino Alfredo Astiz, el "ángel de la muerte", para ocultar el dislate de su detención.
Cámara en mano, Trueba fue entrevistando a todos cuantos pudieran explicarle algo del músico: su viuda, sus hijos, la amante, y lo más granado de la música brasileña, de Caetano Veloso a Milton Nascimiento, pasando por Toquinho o Gilberto Gil.
Mariscal, creador de la mascota de los Juegos Olímpicos de Barcelona, lo pasó todo a dibujo y le dio nueva vida, con una recreación sugerente, colorida y luminosa del Río de los años de la bossa nova, en contraste con un Buenos Aires de inicios de la dictadura amenazante, en blanco y negro.
Las entrevistas que le trajo Trueba, cuenta Mariscal, narraban "recuerdos de un personaje, momentos variados, de mal rollo, maravillosos, de enamoramiento o de angustia, y teníamos que decidir cómo tratarlos" en dibujos.
En ese caso, "el color es un herramienta fundamental, hay que ver qué paletas usar para que los sentimientos se apoyen en el color, que es algo muy cercano a lo musical", explicó el dibujante de 73 años.
- "Es más fácil" trabajar con actores de carne y hueso -
Trueba defiende la elección de la animación en este caso.
"La animación", explicó el director, "te permite una credibilidad que un biopic no tiene, y te permite revivir a alguien, algo que el documental no permite, salvo que existan mil documentos de él, que no es el caso de Tenório".
"Hacer un documental sobre un desaparecido, alguien que no estaba, salvo en boca de otros, no me gustaba", y en cambio, con la animación, "simbólicamente, lo resucitamos".
Trueba, con más de una quincena de largometrajes a sus espaldas, explica que "es más fácil el trabajo con actores" que con dibujos.
"Cuando el director hace una película de animación tiene que hacerla antes de que se empiece a hacer", narra.
Así, "el día que empiezan los animadores a trabajar ya tienes que haber grabado el sonido, los diálogos, decidido la planificación, cuáles van a ser los planos, los ángulos de cámara, mientras que en una película eso se decide en el proceso de hacerla", cuenta.
T.Álvarez--ESF