Bajo la sombra de Antetokounmpo, los jóvenes basquetbolistas afrogriegos buscan su reconocimiento
Bajo la sombra de Giannis Antetokounmpo, estrella del básquetbol mundial oriundo de Atenas, los hijos de inmigrantes africanos en Grecia lo ven como un modelo a seguir, aunque dudan que el recorrido del pívot de los Milwaukee Bucks, que juega desde hace nueve años en la NBA, realmente mejore su suerte.
Su presencia está en todas partes: en la boca y cabezas de los jóvenes jugadores, en los carteles publicitarios y en las callejuelas del centro de Atenas donde su camiseta con el número 34 se vende por millares.
"Sueño con conocerlo, aprender de él. Giannis siempre ha sido mi ídolo", afirma Dave Okonkwo, mientras lanza sus zapatillas en una cancha del centro de Atenas.
El joven de 18 años, nacido en Grecia pero de padres nigerianos, como Giannis Antetokounmpo, sueña con seguir los pasos de su ídolo y convertirse también en basquetbolista profesional.
Sobre el asfalto que pisa Okonkwo, Joshua, Benjamin o incluso David, un fresco con la efigie de Antetokounmpo, cuyo club de Milwaukee se halla actualmente segundo de la Conferencia Este, lo representa volando hacia la canasta, a la altura de las nubes y acompañado de un dios griego. La cumbre internacional es el lugar que ocupa hoy en día el deportista griego de 27 años, campeón de la NBA en 2021.
Sin embargo, su historia comenzó desde los estratos más bajos de la sociedad. Sin papeles ni dinero, la familia Antetokounmpo vivió en Atenas de pequeños trabajos y ventas clandestinas.
Fue gracias al baloncesto que los dos mayores, Thanasis y Giannis, salieron de la precariedad diaria. Sus esfuerzos y resultados atrajeron la atención de los reclutadores y el joven prodigio acabó por incorporarse en 2013 a los Milwaukee Bucks.
- Trabajo y perseverancia -
Su éxito deportivo le abrió las puertas de la regularización en Grecia. Fue despegando a los Estados Unidos, a los 18 años, cuando obtuvo la ciudadanía griega.
"Ha tenido éxito a fuerza de trabajo y perseverancia. Nada es fácil, pero siempre hay que perseguir sus sueños", señala Okonkwo.
El joven empezó a jugar al básquetbol a los 11 años, integrándose en la Academia AntetokounBros, fundada por los hermanos Antetokounmpo para "brindar a los niños de grupos sociales vulnerables oportunidades que carecen y descubrir el poder del deporte para cambiar la vida", según la organización.
Fue también en la Academia donde Benjamin Tangu realizó sus primeros driblings. Llegado a Grecia cuando tenía 13 años, el joven de la República Democrática del Congo (RDC) y Angola sueña con un destino idéntico.
"Ha demostrado que si trabajas lo suficiente, tendrás éxito", cree Tangu.
El básquetbol representa sobre todo la esperanza de obtener la ciudadanía griega y la garantía de una vida más fácil, porque estos hijos de inmigrantes, que nacen o crecen en Grecia y están escolarizados en las escuelas públicas, ven su presencia cuestionada.
"Dicen que todos tenemos los mismos derechos, pero no es así", confiesa Tangu.
Los hermanos Nnadi, de origen nigeriano, también quisieran continuar el camino de los hermanos Antetokounmpo. David, de 17 años, y Joshua, de 15, perciben sus sueños obstruidos.
"Cada año, la escuela organiza un viaje al extranjero. Sin papeles, no puedo salir del país", lamenta David.
"No entiendo, los Antetokounmpo eran como nosotros (...) Hoy reciben toda la gloria, y nosotros nada", se irrita el joven.
- Vaguedad jurídica -
Para ellos, la obtención de la ciudadanía griega no es automática. Los criterios varían según las edades en función, en particular, de la situación de los padres y de la escolaridad, lo que los mantienen durante mucho tiempo en una incertidumbre jurídica, sobre todo cuando los plazos de respuesta se eternizan.
"La ley establece que las peticiones se llevan a cabo en seis meses. En realidad, el promedio supera los cuatro años y algunos esperan entre seis y siete años", explica Nikos Odubitan, fundador de Generation 2.0, organización cuyo objetivo pasa por integrar y apoyar legalmente a estos jóvenes.
Esta situación les priva sobre todo del acceso gratuito a la atención médica, subraya la organización. "Un Giannis no trae la primavera", indica Odubitan.
Los jóvenes de Atenas siguen tirando bajo las pálidas luces de las canchas exteriores, soñando con los focos de la NBA.
"Siempre queremos compararnos con Giannis, pero cada uno tiene su historia. Él lo ha conseguido. Ahora nos toca ser reconocidos", concluye Okonkwo.
M.Echeverria--ESF