Desazón y orgullo en Uruguay tras la eliminación de Catar
Desazón y orgullo: ese fue el saldo que dejó entre los hinchas uruguayos la eliminación celeste del Mundial de Catar este viernes, tras un triunfo 2-0 ante Ghana que no alcanzó para meterse en octavos de final.
"Hoy me quedo conforme (pero con) una pena, una bronca tremenda, angustia, pero ta', qué le vamo' a hacer", dijo a AFP Lucas Frau, de 18 años, enfundado en una bandera uruguaya, pocos minutos después de concluido el encuentro.
Siento "amargura porque lo que esperábamos todos, la clasificación, no se pudo, para mí por error del planteamiento del técnico en los partidos anteriores", sostuvo el joven.
"Hoy salimos al ataque, ganamos, pero por los partidos anteriores tuvimos que depender de otros resultados", añadió en la explanada de la Intendencia (Municipalidad) de Montevideo, en la zona céntrica de la capital, donde un millar de personas se juntaron a mirar el partido en pantalla gigante.
A diferencia de los dos choques anteriores cuando tras el pitazo final los centenares de espectadores despejaron la zona rápidamente, esta vez los hinchas no se movieron de sus lugares, congelados frente a la imagen de las protestas de los jugadores uruguayos al árbitro.
- Tarde -
En un país paralizado por la 'final' ante Ghana que comenzó sobre el mediodía uruguayo, el clima frente a la pantalla gigante ubicada en la avenida 18 de Julio de Montevideo era de expectativa y jolgorio.
El sonido de las vuvuzelas y el aroma a marihuana (de consumo legal en Uruguay) mezclado con la garrapiñada (golosina de maní) eran parte del festivo escenario colmado de camisetas celestes y banderas uruguayas.
Las emociones fuertes -a las que parecen destinadas los encuentros ante este país africano que Uruguay enfrentó por segunda vez, tras el infartante triunfo en los cuartos de final de 2010- no demoraron en aparecer.
Los destaques del primer tiempo, con un penal atajado por Sergio Rochet y los dos goles de Giorgian de Arrascaeta, dejaron a la multitud afónica a fuerza de gritos y cánticos, en una alegría desenfrenada que se tradujo también en abrazos entre desconocidos, todo acompañado por los bocinazos de los pocos ómnibus que transitaron la avenida durante el encuentro.
Pero la euforia dio paso a la desazón cuando, a seis minutos de que se cumpliera el tiempo reglamentario, se supo que Corea había pasado a ganar su choque con el Portugal de Cristiano Ronaldo. Uruguay necesitaba marcar un tercer tanto para clasificar.
Manos a la cabeza y tensión. Los últimos minutos nadie quedó sentado y el aliento de "U-ru-guay, U-ru-guay" intentó viajar hasta Catar. Pero no alcanzó.
"Me parece que costó, tomó tiempo, armar la fórmula adecuada para jugar de la mejor manera. El primer partido fue un desastre, el segundo fue otro experimento, y recién en este, el último, encontró la fórmula. Lástima que un poco tarde".
P.Rodríguez--ESF