El ruso Rublev sobrevive con suerte al joven Rune y pasa a cuartos de Australia
El ruso Andrey Rublev sobrevivió el lunes a dos pelotas de partido y una desventaja de 5-0 en el superdesempate ante el joven prodigio danés Holger Rune y consiguió el pase a cuartos de final del Abierto de Australia.
Después de 3 horas y 37 minutos de juego, el partido se decidió con una pelota de net: con punto de partido a favor, Rublev restó de revés, la bola golpeó en la cinta de la red y la fortuna decidió que cayera en el campo de Rune, cerrando el marcador con 6-3, 3-6, 6-3, 4-6, 7-6 [11/9].
Ahora, el ruso, número 6 del mundo, se medirá ante el australiano Álex de Miñaur o el serbio Novak Djokovic por un puesto en sus primeras semifinales de Grand Slam tras haberse quedado seis veces en cuartos.
El partido no fue "una montaña rusa, es como si te pusieran una pistola en la sien", dijo un aliviado Rublev al terminar el partido. "Las montañas rusas son más fáciles", agregó el ruso, que había perdido su único encuentro previo con Rune (N. 10) en el Masters 1000 de París.
Aunque ambos jugadores habían demostrado solidez durante la primera semana del torneo, cometieron numerosos fallos en el partido, especialmente Rune, con hasta 60 errores no forzados, entre ellos 12 dobles faltas.
En el primer partido a cinco sets que disputa a sus 19 años, al fogoso adolescente danés le tembló la muñeca en momentos claves, con desaprovechando varias ventajas de 0-40 en el resto y una ventaja que parecía definitiva en el set definitivo.
Después de un intercambio de sets, la eliminatoria estaba claramente decantada para el danés que se adelantó hasta 5-2, pero cedió un break con 5-4 cuando servía para ganar y luego no aprovechó dos pelotas de partido desde la devolución.
Después de sacar su mejor versión, Rune consiguió una ventaja de 5-0 pero el ruso logró remontar hasta 9-7 y, tras dos oportunidades malogradas, llevarse el partido con la fatídica pelota de net.
Aunque la primera reacción de Rublev fue tumbarse al suelo aliviado, rápidamente se reincorporó con las manos alzadas para pedir disculpas a un Rune incrédulo, que soltó su raqueta y la dejó en el suelo.
F.González--ESF