Seis muertos en archipiélago francés del Pacífico donde el ejército trata de imponer el orden
Una persona más murió el sábado y dos resultaron heridas en Nueva Caledonia, archipiélago francés del Pacífico donde la policía y el ejército intentan restablecer el orden tras una quinta noche de disturbios y saqueos que se han cobrado ya seis vidas.
El general Nicolas Mattheos, comandante de la gendarmería en Nueva Caledonia, informó a la AFP de "un muerto y dos heridos en Kaala-Gomen", municipio del norte de la isla.
El fallecido es un caldoche, nombre que recibe en este territorio la población local de origen europeo.
Estos disturbios, los más graves registrados en Nueva Caledonia desde los años 1980, fueron provocados por una reforma electoral promulgada desde París que enfureció al movimiento independentista local.
La del sábado es la primera víctima mortal fuera de la zona urbana de Numea, capital del archipiélago. Los disturbios habían ocurrido hasta ahora principalmente en zonas urbanas.
Además de los seis muertos -dos gendarmes y cuatro civiles, entre ellos tres canacos, población de origen indígena melanesio-, cientos de personas resultaron heridas, según las autoridades.
La llegada a última hora del viernes de 1.000 soldados adicionales, que se sumaron a los 1.700 ya desplegados, mostró la determinación de las autoridades francesas a retomar el control.
- "Explosiones masivas" -
Cientos de militares y policías franceses fuertemente armados patrullaban el sábado la capital, cuyas calles están llenas de escombros.
Los reporteros de la AFP en el barrio de Magenta vieron vehículos y edificios quemados y a policías antidisturbios tratando de imponer el orden.
Durante la noche, los residentes declararon haber oído disparos, el zumbido de los rotores de helicópteros y "explosiones masivas", que parecían ser bombonas de gas que estallaron en el interior de un edificio incendiado.
Helene, de 42 años, lleva días levantando y vigilando improvisadas barricadas de protección con sus vecinos, en turnos de dos a tres horas, a la espera de que miles de efectivos de las fuerzas del orden francesas puedan volar los 17.000 km que los separan de la metrópolis.
Los disturbios se han atribuido al malestar económico, las tensiones sociales y, sobre todo, a una lucha política entre activistas independentistas, en su mayoría indígenas, y las autoridades de París.
Las autoridades francesas han acusado a un grupo separatista conocido como CCAT de estar detrás de los disturbios.
Diez activistas acusados de organizar la violencia fueron puestos bajo arresto domiciliario, informaron las autoridades.
El territorio emprendió "un camino de destrucción" advirtió el sábado el ministro local Vaimu'a Muliava. "Solo se están castigando a ustedes mismos", dijo a los implicados.
Por su parte, CCAT pidió el viernes "un tiempo de calma para romper la espiral de violencia".
A pesar de ese llamamiento, Annie, de 81 años y residente en Numea, también declaró haber oído fuertes explosiones durante la noche.
Afirmó que la violencia de los últimos seis días ha sido peor que la registrada durante la tumultuosa década de 1980, una época de asesinatos políticos y toma de rehenes conocida eufemísticamente como "los sucesos".
"Es peor que durante los sucesos", afirmó. "Entonces no había tantas armas".
Las protestas estallaron el lunes en respuesta a una reforma del censo promovida por el gobierno francés que, según los líderes del pueblo autóctono canaco, diluirá su influencia en las instituciones del archipiélago.
Los disturbios, con saqueos, incendios y tiroteos, han causado de momento unos 217 millones de dólares de desperfectos, según cifras locales, y llevaron al gobierno francés a decretar el estado de emergencia.
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K.Baro--ESF