La marcha del Orgullo en Turquía, "un acto de resistencia"
Para Iris Mozalar, una joven transgénero que vive en Estambul, la semana del Orgullo LGTBQ+ se ha convertido en una forma de rebeldía contra el gobierno islamoconservador turco.
"En Turquía, la marcha del Orgullo es más un acto de resistencia que una celebración", explica a la AFP esta mujer de 24 años que estudia urbanismo y trabaja como DJ y modelo, la víspera del desfile por los derechos LGTBQ+, que el gobierno turco suele prohibir.
"Es un combate por la supervivencia", insiste.
El presidente Recep Tayyip Erdogan y sus aliados califican a menudo a esta comunidad de "perversos" y dicen que son una amenaza para la familia tradicional. Estos ataques verbales han suscitado un recrudecimiento de los actos hostiles hacia los miembros de esta minoría, según las asociaciones.
"Libramos una lucha contra la policía y el aparato de seguridad", afirma Mozalar. "Por eso no puedo calificar [la marcha del Orgullo] como una celebración, porque no tenemos mucho que celebrar".
La mujer recuerda su infancia y adolescencia en Mersin, una ciudad en el sur de Turquía donde dice que fue víctima de amenazas y novatadas por parte de sus compañeros y profesores.
A los 17 años, delante del espejo, algo cambió para siempre. "No puedo olvidar el momento en que estaba desnuda delante del espejo y me dije: 'Sí, soy una mujer'", rememora.
Al año siguiente, inició su transición en Estambul, un proceso "increíblemente difícil" en Turquía, asegura. Pasó meses de sesiones con psiquiatras y endocrinólogos, e innumerables exámenes e informes detallados de médicos en genética, ginecología, urología y cirugía plástica.
Un tribunal tuvo luego que aprobar su "operación de afirmación de género", financiada gracias a una colecta.
- "Un desafío increíble" -
Esta operación puede costar actualmente hasta 700.000 liras turcas (21.300 dólares) --equivalente a 40 meses de salario mínimo--, dice, una suma que le sería "imposible" de conseguir.
"Existir como mujer trans en Turquía es un desafío increíble", reitera.
"Estambul no es una ciudad favorable a los LGTBQ+. Una ciudad así no existe en Turquía", agrega.
Aunque existen algunos barrios más tolerantes, Mozalar teme a veces salir a la calle.
"Algunos días no bajo a la tienda de comestibles porque sé que voy a ser acosada en cuanto cruce la puerta y no me siento con fuerza para afrontar eso", admite.
Por eso "la mayoría de las personas trans están apartadas de la vida social normal", asegura, explicando que ella sólo toma un taxi cuando es de noche.
Y eso que es en la noche cuando ella se divierte más.
"Me encanta actuar como DJ, pero a veces es difícil tratar con los hombres, así que sólo intervengo en lugares favorables a los LGTBQ+ y a las mujeres", cuenta. De hecho, de noche sólo sale a lugares donde se siente segura.
Pese a ello, Mozalar no se plantea irse de Turquía.
"Nací y crecí en Turquía y creo que aquí tengo un trabajo que hacer", afirma. "Espero que veremos el día en que la marcha del Orgullo en Turquía será una celebración, y no una rebelión".
M.F.Ramírez--ESF