Verano de presión contra Citigroup para que deje de financiar combustibles fósiles
En plena ola de calor sin precedentes, activistas climáticos presionan al banco Citigroup, en Wall Street, para que deje de invertir en combustibles fósiles, causantes, según los científicos, del cambio climático.
Ante la incapacidad de "persuadir" al banco para que se ponga de lado "de la justicia climática", cuatro ONG -Climate Organizing Hub, New York Communities for Change, Planet Over Profit y Stop the Money Pipeline- secundadas por un centenar más, realizan desde principios de junio la campaña "Summer of Heat" (Verano de calor), una presión sin precedentes contra el mayor inversor mundial en nuevos proyectos de combustibles sucios.
Decenas de manifestantes acuden varias veces por semana a la sede del banco en el sur de Manhattan, en Nueva York, para exigirle un cambio de política inversora, como antes han hecho otros activistas con bancos europeos.
Cerca de 600 personas han sido detenidas en las protestas y sentadas a lo largo de la campaña.
"Claramente no entienden que cada verano es el más caluroso de la historia", dice a la AFP Jonathan Westin, uno de los organizadores de las protestas que proseguirán, anuncia, hasta que el banco "cambie de política".
La exploración y explotación de petróleo y gas en el Ártico, en la Amazonía, en aguas ultraprofundas del océano, centrales térmicas, minas de carbón o plantas de gas licuado han recibido más de 6,9 billones de dólares de los bancos desde 2016, año en que entró en vigor el Acuerdo de París. Una de las metas de esa cumbre climática es mantener el calentamiento global del planeta en torno a 1,5° C.
En 2023, las 60 entidades bancarias más grandes del mundo consagraron 750.000 millones de dólares a los combustibles fósiles, según un informe de "Banking on climate chaos" (La banca del caos climático), elaborado por un grupo de ONG, entre ellas Reinforest Action Network o Reclaim Finance.
Tres bancos estadounidenses -JP Morgan Chase, Citi y Bank of America- encabezan las inversiones.
Citigroup fue el "mayor inversor de nuevos combustibles fósiles y el segundo mayor inversor en proyectos de energía sucia en el mundo entre 2016 y 2023, con 396.331 millones de dólares", según los organizadores de la campaña. Solo el año pasado invirtió 30.270 millones.
"Son la gente que tiene el poder de parar eso e invertir en cosas que no destruyen nuestro planeta" y apostar por una "transición justa, lejos de los combustibles fósiles", dice a la AFP Renata Pumarol, una de las organizadoras.
Desde Citi señalan: "Nuestro enfoque refleja la necesidad de realizar la transición sin dejar de satisfacer las necesidades energéticas mundiales".
"Apoyamos la transición hacia una economía baja en carbono a través de nuestros compromisos de emisiones netas cero y nuestro objetivo de financiación sostenible de 1 billón de dólares", sostienen en un mensaje electrónico enviado a la AFP.
- "Mucho peor" -
El año 2023 fue el más caluroso desde que hay registros. Este año, solo en julio se han alcanzado varios nuevos récords de temperaturas.
En una carta a los responsables del banco suscrita por más de 750 científicos, estos recuerdan que "los efectos del cambio climático serán mucho peores si no reducimos drástica y rápidamente las emisiones que atrapan el calor, eliminamos progresivamente los combustibles fósiles y llevamos a cabo una transición justa hacia un sistema energético limpio".
Prácticamente, ningún país se libra de eventos extremos como sequías, incendios forestales e inundaciones, sin contar con los estragos que eso genera en la salud, infraestructuras, ecosistemas y economías de todo el mundo.
El calor es la "nueva epidemia", recordó recientemente el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, que arremetió contra la "avalancha de expansión de los combustibles fósiles", en particular, "en algunos de los países más ricos del mundo".
"Al firmar semejante oleada de nuevas licencias de petróleo y gas, están firmando nuestro futuro", advirtió.
Pero la financiación es solo uno de los tres pilares de las energías sucias. También se necesitan permisos gubernamentales y los seguros para garantizar los proyectos.
"Sin alguna de esas piezas, no se puede seguir adelante", dice Laurel Sutherlin, otro de los organizadores de la campaña.
Laura Esther Wolfson, una manifestante de 58 años, recuerda que "no es una lucha de un día".
"El movimiento por el derecho civil duró una quincena de años", dice. Lo que no se puede hacer es "quedarnos sentados sin hacer nada", concluye esta antigua traductora.
X.Cabello--ESF