Allegados a los dos desaparecidos en la Amazonía piden una respuesta en Rio de Janeiro
"Por esta playa venía a pasear con mi tío", recuerda Mateus Duarte, sobrino de Dom Phillips durante una concentración el domingo en Rio de Janeiro en apoyo al periodista británico desaparecido hace una semana en la Amazonía junto al experto Bruno Pereira.
Varias decenas de personas, en su mayoría parientes y amigos, se concentraron en la playa de Copacabana, donde el reportero solía hacer cada mañana 'stand-up paddle' antes de mudarse el año pasado a Salvador (noreste), con su esposa brasileña, Alessandra.
Cuando se cumple una semana de la desaparición en una zona remota de la Amazonía con fuerte presencia del narcotráfico y de madereros y pescadores ilegales, pocos guardaban esperanzas de hallarlos con vida.
"Al principio teníamos una fe loca en que hubiesen notado algún peligro y se hubiesen escondido en la selva. Ahora ya no", dijo con una mirada triste Maria Lucía Farias, de 78 años y suegra del colaborador del diario británico The Guardian.
Phillips, de 57 años y autor de decenas de reportajes sobre la Amazonía, estaba viajando por el Valle de Javarí (noroeste) para preparar un libro sobre protección medioambiental y Pereira, de 41 y activo defensor de los derechos indígenas, lo acompañaba como guía.
Desaparecieron el domingo cuando se dirigían en barca a la ciudad de Atalaia do Norte. Hasta ahora, su búsqueda se saldó únicamente con un detenido, sin que se haya determinado por ahora su implicación en el caso.
"Tenemos que saber lo que pasó. Deben encontrarlos. Queremos una respuesta para la sociedad, la familia", dijo Fabiana Castilho, de 47 años y amiga de Dom, que llevaba una camiseta con la foto de ambos sobre un fondo rojo.
Otros pedían que su desaparición no sea en balde.
"Debe servir para dar la alerta" sobre la destrucción medioambiental de la Amazonía, afirmó Zeca Azevedo, cuñado de Phillips. "Tenemos que homenajear el trabajo" de Dom y Bruno, agregó el padre de Mateus.
Junto a su hermano pequeño, este joven de 13 años se aferraba no obstante a la idea de volver a caminar junto a su tío por Copacabana: "Yo sí tengo esperanza".
"Se les echará mucho de menos", dijo esta mujer de 79 años, con lágrimas en los ojos.
En otras ciudades brasileñas como la capital, Brasilia, y Belém (norte) también hubo concentraciones este domingo.
V.Morales--ESF