La economía de Ucrania ya está pagando el precio de la tensión con Rusia
En una oficina en el centro de Kiev, Dmytro Voloshyn enumera las preguntas que él y otros muchos empresarios ucranianos se hacen, en este contexto de tensión y de riesgo de invasión rusa.
"¿Qué pasará si hay una escalada? ¿Qué pasará con los extranjeros que trabajan en nuestras oficinas de Kiev? ¿Qué pasará si se aplica la ley marcial? ¿Qué pasará con el sector bancario? ¿Podremos pagar a todo el mundo? ¿Qué pasará si hay problemas con internet?", se pregunta este hombre de 30 años, mostrando esquemas en su ordenador portátil que desarrollan los diferentes escenarios posibles.
Preply, la empresa cofundada por Dmytro Volochyn en 2013, se presenta como una de las principales plataformas en línea del mundo que pone en contacto a estudiantes y profesores de lenguas extranjeras. Tiene 400 empleados en Kiev y Barcelona.
La empresa, considerada una de las de más éxito del sector nacional de la alta tecnología, tiene oficinas de diseño, con plantas y una cafetería para los empleados.
De momento la actividad continúa sin ningún signo de pánico pese a las advertencias de algunos países occidentales. Pero todo el mundo se prepara para lo peor.
"Tenemos un plan, pero no lo aplicamos porque confiamos en que la situación siga igual", explica Dmytro Volochyn a la AFP que recuerda que las empresas ucranianas, al igual que la población, no están viviendo su primera escalada.
La tensión no ha cesado desde la anexión de Crimea en 2014, a la que siguió un conflicto en el este con los separatistas apoyados por Moscú que ha dejado hasta ahora más de 13.000 muertos.
"No entramos en pánico porque esta situación dura desde hace ocho años. Siempre ha habido algún tipo de tensión, solo que ahora es más inmediata", afirma.
El estallido de la crisis en 2014 animó de hecho a su empresa a crecer en el extranjero para sobrevivir al colapso económico de Ucrania. Una decisión que la ha protegido en parte de las actuales turbulencias.
- Moneda débil e inflación -
El riesgo de una inminente invasión rusa, a pesar de los desmentidos de Moscú, no ha tenido consecuencias tan catastróficas como en 2014, pero ya está teniendo un impacto muy real, congelando proyectos o ahuyentando a algunos inversores.
El banco central ha rebajado su previsión de crecimiento para 2022 del 3,8% al 3,4%. También tuvo que gastar más de mil millones de dólares en enero para mantener a flote la moneda, la grivna, lastrada por las salidas de capital de inversores preocupados.
La moneda tocó su nivel más bajo en cuatro años, alimentando la inflación y socavando el poder adquisitivo en uno de los países más pobres de Europa.
La situación ha llevado al presidente Volodimir Zelenski a distanciarse del alarmismo estadounidense. "No necesitamos este pánico" porque "tenemos que estabilizar la economía", afirmó.
Para Sofya Donets, economista de la firma de inversión Renaissance Capital, Ucrania está en una posición más fuerte que en 2014 para soportar la presión financiera.
El país ha duplicado con creces sus reservas y se está beneficiando de la ayuda occidental, con la promesa de la Unión Europea de otros 1.200 millones de euros (1.350 millones de dólares). También se está debatiendo un nuevo pago del Fondo Monetario Internacional (FMI).
"Este sirve para atemperar los efectos de las turbulencias prolongadas, pero no de un conflicto militar a gran escala", dijo la economista la AFP.
El Estado ucraniano, incapaz de obtener préstamos en los mercados internacionales, depende de sus donantes del exterior y lamenta sufrir la situación geopolítica a pesar de fundamentos económicos que considera sólidos.
Según una encuesta de la European Business Association, que incluye a muchas multinacionales que operan en Ucrania, el 40% de sus miembros han preparado planes de emergencia y el 40% tiene intención de hacerlo.
V.Martin--ESF