Juana de Arco se convierte en ícono no binario sobre las tablas de Londres
Una controvertida obra de teatro estrenada en el londinense Teatro Globe de Shakespeare reiventó a la santa francesa Juana de Arco como un ícono no binario, que rechaza la identidad femenina mientras lucha por encontrar su lugar en un mundo de hombres.
"I, Joan" (Yo, Juana) ni siquiera se había estrenado cuando la revista Time Out ya la calificó en agosto como "la obra más controvertida del año".
Las primeras imágenes, que mostraban a Juana con los pechos atados, bastaron para incendiar las redes sociales.
Apenas pasa un mes en el Reino Unido sin una polémica sobre la identidad de género y esta obra atizó las llamas.
Esta nueva versión de la "doncella de Orleans", que se enfrentó a los ingleses en la Guerra de los Cien Años en el siglo XV, fue creada por Charlie Josephine y en ella Juana está interpretada por Isobel Thom.
Ambas nacieron mujeres, pero se definen como no binarias.
La puesta en escena, en el emblemático escenario que reproduce el teatro quemado de Shakespeare a orillas del Támesis, es contemporánea, sin vestuario de época. Una actriz negra interpreta a la hija del delfín, el futuro rey Carlos VII, y las escenas de batalla son modernas coreografías.
Pero la historia de Juana es básicamente la misma, desde el encuentro con el delfín y las batallas, hasta su juicio y la quema en la hoguera en 1431.
Y la cuestión del género está presente en todo momento.
"Nacer niña y no ser niña. Dios ¿por qué me has puesto en este cuerpo?", pregunta en un momento Juana, que rechaza llevar los vestidos que la gente espera.
"No soy una mujer. No encajo en esa palabra", afirma, y una amiga le sugiere que "tal vez la palabra no se ha inventado todavía".
En su juicio por herejía, los jueces repiten: "¿Cree que está bien vestir ropa de hombre? ¿Aunque sea ilegal?".
"¿De qué tienen tanto miedo?", responde Juana riendo. "No soy una mujer. Soy un guerrero".
- Ideología "insultante" -
Feministas como Heather Binning, fundadora de Women's Rights Network, están en contra de esta representación.
Juana "vivió lo que vivió porque era una mujer. Eso no se puede cambiar", afirma. "Este grupo está secuestrando a todas las mujeres inspiradoras de la historia. Esta ideología es insultante para las mujeres", agrega.
"Hay muchas mujeres que no conocemos porque la historia fue escrita por hombres, para hombres", denuncia.
Pero Josephine y Thom defienden su obra.
"Nadie te está quitando la Juana histórica", tuiteó Thom. "Nadie te está quitando a tu Juana, sea lo que sea que signifique Juana para ti...". "Esta obra es arte: es una exploración, es imaginación", defendió.
El Teatro Globe adoptó el mismo enfoque, comparando la interpretación en "I, Joan" con el trabajo del propio Shakespeare.
El célebre dramaturgo inglés "no escribió obras históricamente exactas. Tomó figuras del pasado para plantear preguntas sobre el mundo que le rodeaba", argumentó.
"Nuestros escritores de hoy no son diferentes. La historia ha proporcionado innumerables y maravillosos ejemplos de Juana retratada como mujer", defendió.
"Esta producción simplemente ofrece la posibilidad de otro punto de vista", argumentó.
- "Protegerse de las violaciones" -
Reexaminar la vida de Juana de Arco a través de una mirada contemporánea también se está imponiendo en su Francia natal.
"Está en sintonía con nuestros tiempos", considera Valerie Toureille, profesora universitaria especializada en la Guerra de los Cien Años. "No me escandaliza. Hay mujeres que decidieron tomar un camino diferente, ni el de los hombres, ni el de las mujeres. Es el caso de Juana de Arco", añade.
¿Por qué vestía Juana de Arco ropa de hombre? "Era para protegerse de las violaciones y es mucho más fácil montar a caballo como un hombre que en amazona".
Sin embargo, en opinión de Toureille, la ropa de hombre vestida por Juana de Arco fue una cuestión clave en su juicio por herejía.
"Es una prueba material que completa el argumento religioso. Para los hombres de la Iglesia, Juana con esa ropa fue más allá de su estatuto de mujer".
Cinco siglos más tarde, en 1920 fue canonizada por el papa Benedicto XV concluyendo un proceso de rehabilitación que comenzó poco después de su muerte.
F.Gomez--ESF