Los kurdos sirios temen que Turquía se apodere de Kobane, su ciudad "símbolo"
"Dáesh (acrónimo del grupo Estado Islámico) destruyó nuestras viviendas y Turquía quiere destruir el resto de la ciudad", afirma Saleh Abdo Khalil, un panadero de 42 años, en Kobane, ciudad kurda siria y objetivo de una ofensiva militar de Ankara.
Turquía lleva a cabo desde el domingo ataques aéreos contra las zonas kurdas del noreste de Siria. También ha dejado claro que Kobane, símbolo de la victoria de las fuerzas kurdas contra el Estado Islámico (EI), es uno de los principales objetivos de una ofensiva terrestre que amenaza con lanzar.
En recuerdo de los sangrientos combates que expulsaron a los yihadistas de la ciudad en enero de 2015, las autoridades kurdas establecieron un cordón alrededor de un conjunto de edificios destruidos, vehículos calcinados y restos de misiles, que llamaron "museo" de Kobane.
En esta ciudad fronteriza de Turquía, la tensión es palpable y visible en los rostros tensos de los habitantes, aunque algunos siguen de cerca los partidos del Mundial de fútbol en Catar.
La mayoría de ellos habían huido de los combates con el EI, antes de regresar y reconstruir sus viviendas.
"Hemos luchado contra Dáesh por todo el mundo, pero hoy el mundo cierra los ojos y hace la vista gorda ante los bombardeos turcos", lamenta Saleh.
Una semana después de un atentado que causó seis muertos en Estambul el 13 de noviembre, imputado por las autoridades turcas a los kurdos, Turquía lanzó una campaña de ataques aéreos en las zonas kurdas de Siria, empezando por Kobane.
Ankara afirmó que el atentado fue ordenado desde Kobane, pero los kurdos niegan toda responsabilidad.
Los bombardeos turcos alcanzaron luego otras regiones, en particular la provincia de Hasaka (nordeste), bastión de las Fuerzas Democráticas Sirias, una coalición dirigida por los kurdos y apoyada por Estados Unidos.
Turquía también amenaza con lanzar una operación terrestre para proteger su frontera meridional.
- Kobane, "símbolo" para los kurdos -
"La situación en Kobane es mala y la gente no duerme por la noche", por temor a que "la ciudad sea bombardeada en cualquier momento", detalla Nabo Jumaa Ramadan, que abrió una tienda en la ciudad después de regresar del Líbano en 2019.
"Kobane es un símbolo para los kurdos puesto que venció al EI", asegura con orgullo.
Según él, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quiere "doblegar la voluntad de los kurdos en la ciudad".
"Si Kobane cae, todo Rojava caerá", advierte, utilizando el nombre dado por los kurdos a las regiones que controlan en Siria.
Erdogan ya había amenazado con atacar Kobane y otras zonas bajo control kurdo.
En 2019, Estados Unidos y Rusia intervinieron para impedir que Ankara llevara a cabo un ataque a gran escala. Moscú facilitó la retirada de las fuerzas kurdas --a las que Ankara tacha de "terroristas"-- de Kobane, su antiguo bastión, hacia una zona situada a más de 30 kilómetros de la frontera turca.
El jueves, a pesar del temor de una intervención terrestre, no había ninguna movilización militar en las calles de la ciudad, según corresponsales de la AFP.
Un automóvil civil con altavoz recorría el centro de la ciudad, llamando a participar en una manifestación contra los bombardeos turcos.
Desde varios barrios de Kobane, banderas turcas son visibles en la frontera.
En una colina cercana, que alberga un puesto de los soldados del régimen sirio, también se distinguen las banderas siria y rusa.
"Tenemos miedo de las bombas. Somos pobres, sin bienes ni tierras", afirma Amina Youssef, una mujer de 65 años, delante de su casa.
"Sólo tenemos esta casa. ¿Qué quiere Turquía? No sabemos qué hacer", añade, desamparada.
G.Alamilla--ESF