En la frontera ucraniana, ayudando a los refugiados a cuidar de sus animales
Agotados tras el largo viaje, una joven pareja de ucranianos deja su gato Martin en las manos expertas de un veterinario de California. En la frontera polaco-ucraniana, voluntarios de todo el mundo ayudan a los refugiados con sus animales.
Bautizado en homenaje a la estrella de pop latino Ricky Martin, el gato gris de dos años no se ve en muy buena forma.
"Ha sido muy estresante para él", explicó su propietaria, Anastasiia Herasymchuk, al relatar el viaje de 30 horas para huir de los combates que se acercaban cada vez más a su ciudad en la región de Donetsk. "No ha comido ni bebido nada".
Los voluntarios del Fondo Internacional para la Protección de Animales (IFAW) le dan un pastel poco agradable y lo colocan en una jaula que cubren para darle un poco de tranquilidad. Y permitir a la joven pareja comer y tomar aire.
- Ayudar a la gente -
"Como sabe, aquí no solo ayudamos a los animales", expresó Andrew Yaroslaw Kushnir. "Ayudamos a la gente a través de sus animales".
Hijo de un refugiado ucraniano que siendo niño huyó de la Segunda Guerra Mundial a Estados Unidos, el veterinario Kushnir de 34 años dijo sentirse obligado a dejar la comodidad de su vida californiana para ayudar a su prójimo y sus animales en la rusticidad de una carpa en Medyka, entre Polonia y Ucrania.
En este sitio se evalúa la salud de los animales y se les da lo necesario: arneses, correas, bozales, jaulas y alimento, indicó.
Estrés, deshidratación, heridas, pulgas y gusanos... Perros, gatos, roedores, loros, hurones y otros reptiles también llevan las heridas de la guerra iniciada por Rusia el 24 de febrero.
"Algunos han conocido los sonidos y los olores de la guerra y sus propietarios nos dicen que ahora, cuando hay ruido, reaccionan", contó Jennifer Gardner, responsable del programa de IFAW.
"Es por eso que es importante que entre nuestros suministros haya arneses adaptados para los animales y jaulas para que no se escapen si se estresen", agregó.
- Zoológico especial -
La carpa recibe a diario unos 60 animales. Un zoológico un poco especial que ha visto pasar cuatro caracoles, cada uno del tamaño de un puño, transportados en un tupperware perforado. Su propietaria no quiso dejar que la guerra los separara.
"Los limpiamos, los pusimos en una caja nueva, los alimentamos con lechuga y ella quedó encantada", relató Diane Treedwell, otra voluntaria.
Muchos refugiados "dejaron sus efectos personales para asegurar que su mejor amigo saliera de allí", afirmó.
- Animales "suertudos" -
"En realidad", sostuvo Kushnir, "los animales que vemos aquí, a este lado de la frontera, son suertudos: son los que han podido cruzar".
"Del otro lado están los animales abandonados por sus propietarios que no pudieron ocuparse de ellos", agregó.
Jakub Kotowicz se encarga de ellos. En Przemysl, a unos 10 km de Medyka, este veterinario polaco de 32 años, cofundador de la organización ADA, dedica una parte de su clínica a los animales abandonados a la carrera en Ucrania.
Junto con otras organizaciones, promueve caravanas desde Leópolis para trasladar perros y gatos encontrados en las zonas de combate.
Todos trabajan para recuperarlos y ofrecerlos en adopción.
"El transporte es muy largo", señaló. "Desde el este de Ucrania es uno o dos días en pequeñas jaulas en las cuales los ucranianos meten tres o cuatro gatos. Es muy estresante para ellos".
Una habitación de su clínica tapizada de cajas espaciosas, apiladas unas sobre otras, hay unos cuarenta gatos esperando el fin de su cuarentena sanitaria. Dos mujeres jóvenes les dan alimento, agua fresca y cariño.
En tres semanas, Jakub Kotowicz dice haber examinado a 900 perros y gatos ucranianos, así como una pequeña cabra blanca herida y una cigüeña con el pico quebrado.
"La situación de los animales en Ucrania ya era mala en tiempos de paz", comentó. "Ahora que comenzó la guerra, se volvió trágica".
L.M. Del Campo--ESF