Los baños termales bloquean el potencial geotérmico de Japón
Con alrededor de cien volcanes activos, Japón es el tercer país con más recursos geotérmicos, pero otra industria, la de los baños termales, limita el crecimiento de esta fuente de energía.
La geotermia es un recurso renovable que aprovecha el calor de las profundidades de la corteza terrestre, una opción a priori atractiva para un país como Japón carente de fuentes de energía.
Pero los baños termales, los onsen, repartidos por todo Japón son un gran negocio amado por locales y turistas y la industria teme que el desarrollo de la geotermia reduzca el nivel de agua y la temperatura en sus centros.
"Para ser honestos, si es posible, queremos que se frene el impulso de la energía geotérmica", dice Yoshiyasu Sato, vicepresidente de la Asociación de Onsen de Japón.
El manantial del municipio Tsuchiyu Onsen, encajado entre montañas verdes a orillas de un río en la región nororiental de Fukushima, es una rareza porque convive con una pequeña planta geotérmica.
El terremoto de 2011, seguido por un tsunami y un desastre nuclear, desencadenó un cambio en el municipio, dice Takayuki Kato, presidente de Genki Up Tsuchiyu, una organización del gobierno local que administra el programa de energía renovable.
El municipio de 300 residentes resultó gravemente dañado por el sismo y los vecinos empezaron a explorar si la energía geotérmica les ayudaría a recuperar su bienestar.
"La gente aquí siempre supo que los baños termales podían usarse con otros propósitos", pero no sabían cómo, explica Kato.
Los fondos de reconstrucción se destinaron a construir esta planta geotérmica que abrió en 2015 a 2 kilómetros curso arriba de los baños termales del pueblo, donde hombres y mujeres se remojan en secciones separadas.
La planta "no ha cambiado ni la calidad ni la cantidad de agua" en el onsen del municipio, dice.
- Una industria "poderosa" -
La venta de electricidad generada por la planta financia los viajes locales en autobús a niños y ancianos y ha permitido al municipio renovar edificios en desuso y respaldar a artesanos locales.
Y el agua caliente suplementaria de la planta ha creado una nueva atracción turística: una pequeña colonia de langostinos gigantes de agua dulce que la gente puede cazar y hacer a la brasa.
Para los defensores del desarrollo geotérmico, es un pequeño pero prometedor modelo que puede replicarse en otros lugares del país si existe suficiente voluntad.
Por ahora, solo un 0,3% de la generación eléctrica del país procede de la geotermia, pero el potencial es enorme.
Las reservas de Japón se estiman en 23 gigavatios, equivalente a la capacidad de una veintena de reactores nucleares.
Es el tercer país del mundo por detrás de Estados Unidos e Indonesia, según la Agencia de Recursos Naturales y Energía nipona.
El potencial es todavía más atractivo dada la dependencia japonesa de combustibles importados, especialmente después del desastre de 2011 que forzó el cierre de reactores nucleares.
Antes de la pandemia, unas 2.500 personas visitaban la planta de Tsuchiyu cada año, incluidos algunos representantes de la industria de los baños termales intrigados por su éxito.
Pero pocos han imitado el modelo, con lo que el gobierno japonés mantiene un modesto objetivo de producción del 1% de electricidad procedente de la geotermia en 2030.
Los propietarios de onsen a veces "rechazan incluso hablar" de la posibilidad de un proyecto geotérmico en su área, dice Kasumi Yasukawa, encargada de este recurso en la agencia de seguridad energética nipona JOGMEC.
Además de las objeciones de la "poderosa" industria de los baños termales, los altos costes iniciales y los largos trámites administrativos también disuaden a aquellos interesados en construir una planta, afirma.
- Resistencia feroz -
El gobierno levantó algunas restricciones en años recientes y ha permitido que las autoridades sondeen opciones en parques nacionales, donde se encuentran un 80% de los recursos geotérmicos.
Pero los propietarios de baños termales son feroces en su resistencia y argumentan que los recursos hídricos son frágiles y vulnerables ante la sobreexplotación.
Sato, de la asociación de onsen, argumenta que la energía geotérmica ni siquiera puede considerarse renovable y evoca los casos de antiguas plantas en Japón que han visto cómo se reducía la capacidad de producción.
Yasukawa, de la JOGMEC, responde que los promotores de estas instalaciones sobreestimaron su potencial, en parte debido a la falta de conocimiento científico en ese tiempo.
"Parece que los temores de los propietarios de onsen están basados solamente en rumores", dice.
Esta responsable gubernamental asegura que los proyectos geotérmicos explotan rocas o sedimentos profundos que contienen agua subterránea y "no interfieren con los pozos de aguas termales", que se alimentan de depósitos más cercanos a la superficie.
JOGMEC confía en que proyectos como los de la planta de Tsuchiyu Onsen ayuden a cambiar mentalidades, pero no hay demasiados indicios de una pronta evolución de la posición de la industria de los baños termales.
Si los defensores de la geotermia "tuvieran nuevos métodos científicos de extracción que mitigaran nuestros miedos, sería fantástico", dice Sato. "Pero no los tienen", afirma.
G.Bardales--ESF