Refugiados nigerianos regresan a bastión del Estado Islámico
Un grupo de 4.000 nigerianos que huyeron años atrás a Níger por la violencia yihadista, regresaron a casa pese a la persistente inseguridad y la casi total ausencia de servicios en la zona.
La vuelta a la aldea de Mallam Fatori en el estado de Borno, el 31 de marzo y 1 de abril, es parte del esfuerzo de las autoridades por cerrar los campamentos abarrotados, repatriar a los refugiados y reubicar a personas desplazadas que desean volver a sus casas.
Pero el personal de ayuda humanitaria teme que el regreso al poblado nororiental, desierto por media década y cercano a áreas controladas por yihadistas, causará mayores daños y desplazamientos.
Las autoridades de Borno no respondieron a las solicitudes de AFP de un comentario sobre los retornos.
Las autoridades dijeron previamente que solo devuelven a las personas a zonas seguras, con la intención de que dejen de depender de la ayuda humanitaria y motivarlas a retomar las actividades agrícolas.
Los refugiados han vivido con más de 180.000 personas en la región del Diffa, en Níger, donde comenzaron a llegar en 2014 cuando era considerado más seguro que el conflictivo noreste de Nigeria.
Sin embargo, los grupos Boko Haram y sus rivales de la Provincia del Estado Islámico en África Occidental (ISWAP) se extendieron al otro lado de la frontera, lanzando ataques desde sus enclaves insulares en el lago Chad.
Solo el 9 de marzo, hombres armados atacaron tres poblados de Níger donde había refugiados nigerianos, según un investigador local que rastrea el conflicto.
"Mataron a unas 45 personas y secuestraron a otras 22", dijo a AFP Malik Samuel del Instituto de Estudios de Seguridad (ISS). "Por eso muchos refugiados quieren volver a Nigeria".
- Minas y morteros -
Los militares nigerianos han realizado operativos y patrullajes junto a las fuerzas de Níger antes de los retornos, pero Abadam continúa siendo un bastión de ISWAP, que ha desplazado a Boko Haram como la mayor amenaza en la región.
Los insurgentes durante años han dejado la zona llena de explosivos improvisados, tendido emboscadas en carreteras y, más recientemente, disparado morteros a los puestos militares.
"Incluso los soldados tienen cautela al salir de patrullaje", dijo una fuente de seguridad en la capital estatal de Maiduguri, agregando que la meta en Mallam Fatori es "impedir que los terroristas tomen la base".
Según una fuente independiente de seguridad que recoge información sobre conflictos, que pidió mantener el anonimato, hubo casi 50 ataques en Abadam solo en los últimos seis meses, incluyendo 38 en Mallam Fatori.
Los ataques a menudo tienen poco impacto, por cuanto hubo pocos civiles en la zona antes de estos retornos, pero ISWAP dijo en febrero que había matado al menos 30 soldados en dos emboscadas.
ISWAP también amenazó al gobierno para que no devuelva a los civiles a la zona, llegando a infiltrar el poblado en marzo para quemar refugios construidos por las autoridades para los refugiados.
Un funcionario local que dice que estuvo con el gobernador cuando regresaron los refugiados, indicó a AFP que se instaló en la localidad un destacamento de la Fuerza de Tarea Conjunta Multinacional, con soldados de Camerún, Chad, Níger y Nigeria.
"Pero su mandato es de solo dos meses", aclaró.
Desde el regreso de los refugiados no se han reportado ataques a gran escala en el poblado, pero la verdadera prueba comenzará en junio, cuando comiencen las lluvias y, con ellas, las labores agrícolas.
Algunos civiles podrían intentar ir más allá de las trincheras para llegar a sus campos, donde hay mayores riesgos de minas y secuestros.
- Agua escasa -
Entre tanto, el acceso a los servicios esenciales en el pueblo es limitado y los trabajadores humanitarios no pueden cubrir el faltante porque consideran que la zona es inaccesible por la inseguridad.
Además, no hay carreteras seguras para llegar al sitio, accesible solo desde Níger.
"Nos preocupa la repatriación (...) a Mallam Fatori", comentó Camilla Corradin, portavoz de INGO Forum, representante de 54 ONG que dan asistencia humanitaria y de desarrollo a Nigeria.
Las repatriaciones que "no se alinean con los marcos legales internacionales", señaló, "serán insostenibles y causarán daño, incluso desplazamientos subsecuentes".
Un alto cargo humanitario basado en el noreste que recopiló información de la localidad, dijo que hay poco acceso a agua potable.
"El único punto de agua es en la base militar. Tienen horas de trabajo así que hay limitaciones de tiempo en que los refugiados tienen acceso", comentó el funcionario, que pidió guardar el anonimato.
El estado de Borno dio alimento y dinero a los refugiados y construyó refugios temporales, aulas y un centro de salud, según un comunicado de marzo del portavoz del gobernador, Isa Gusau.
Pero según el funcionario humanitario, la escuela no tiene educadores y no hay equipo médico en la clínica.
Una segunda fuente humanitaria basada en Abuya dijo que recibió los mismos detalles de "informantes" en el pueblo.
Los dos dijeron que tampoco funciona el mercado de la localidad, y el más cercano está al otro lado de la frontera, en Níger.
"La verdad es que los refugiados (...) literalmente están viviendo en un campo de concentración. Se mantienen en el pueblo sin acceso a las necesidades básicas y no pueden salir", afirmó la fuente de seguridad.
C.Abad--ESF