¿Harris o Trump? Noche electoral de infarto en Estados Unidos
Estados Unidos contiene la respiración a la espera de saber quién será su próximo presidente -la demócrata Kamala Harris o el republicano Donald Trump- tras el cierre de los primeros centros de votación.
Es posible que los resultados de las elecciones presidenciales, unas de las más reñidas de la historia contemporánea del país, no se conozcan esta noche.
La suerte está echada en Indiana, Kentucky, Carolina del Sur, Vermont, Virginia y Virginia Occidental.
También en Georgia, que junto con Pensilvania, Míchigan, Wisconsin, Carolina del Norte, Arizona y Nevada decidirán quién es el próximo inquilino de la Casa Blanca: la vicepresidenta Kamala Harris, de 60 años, o el expresidente Donald Trump, de 78.
El resto suelen dividirse entre los tradicionalmente demócratas o republicanos.
En un país muy polarizado políticamente, los estadounidenses viven con ansiedad esta velada electoral.
Los resultados caerán con cuentagotas en estos comicios que convertirán a Harris en la primera mujer presidenta o darán las llaves de la Casa Blanca por segunda vez a Trump. Hasta el último minuto de la campaña estuvieron empatados en intención de voto.
Las proyecciones de los medios de comunicación dan a Trump ganador en Indiana, Kentucky y Virginia Occidental, y a Harris en Vermont.
Ha habido varias alertas de bomba en los centros de votación, que la policía federal estadounidense (FBI) atribuye a Rusia, y un hombre que olía a combustible y llevaba un lanzabengalas fue detenido en el Congreso, que atacaron simpatizantes de Trump tras su derrota hace cuatro años.
Tras votar en Florida, Trump dijo sentirse "muy confiado" en la victoria.
"Si pierdo unas elecciones, si son unas elecciones justas, sería el primero en reconocerlo. Hasta ahora creo que han sido justas", añadió.
Pero más tarde se hizo eco de "rumores" de "fraudes masivos" en Filadelfia, Pensilvania. Últimamente ya había acusado a los demócratas de "hacer trampas".
- "Muy divididos" -
Gane quien gane, el resultado será histórico. Trump obtendría el segundo mandato no consecutivo de un presidente desde 1893 y sería el más viejo en ser electo, y Harris, negra y de ascendencia surasiática, se convertiría en la primera mujer en el cargo más importante de la nación.
Tuvo solo tres meses para intentar convencer. Entró en campaña después de que el presidente Joe Biden tirara la toalla en julio y la apoyara.
Con un programa electoral vago pero centrista para intentar captar a los republicanos moderados, Harris propone firmeza frente a la inmigración ilegal, mejoras para la clase media y la defensa del derecho al aborto.
- El mundo observa -
Mitin tras mitin, el republicano, que sufrió dos intentos de asesinato durante la campaña, repitió la partitura de 2016 y 2020, presentándose como un antisistema, cercano a la gente y muy crítico con las élites de Washington.
El mismo credo de siempre: la lucha contra los migrantes en situación irregular que, según él, "envenenan la sangre" del país.
Los tacha de "terroristas", "violadores", "salvajes", "animales" salidos de "cárceles y manicomios".
Condenado por un delito penal a finales de mayo y con cuatro inculpaciones pendientes, el septuagenario pintó un panorama sombrío del país durante una campaña dominada por la violencia verbal.
Trump insultó a Harris llamándola "lunática radical de izquierda", "incompetente", "tonta" y persona "con un "coeficiente intelectual bajo", entre otros calificativos.
Ella lo llamó "fascista". Otro tanto hizo él.
Eso sin contar el comentario de un humorista pro-Trump que dijo que Puerto Rico es como una "isla flotante de basura" o un desliz del presidente Joe Biden quien, en reacción, llamó "basura" a los seguidores del conservador.
El mundo observa con ansiedad por las repercusiones del resultado en los conflictos en Oriente Medio y en la guerra en Ucrania, así como para el calentamiento global, que Trump considera una falacia.
En lo comercial el magnate cuenta con un arma, los aranceles, para "traer de vuelta" a las empresas. Y dos blancos inmediatos: México y China. El primero por la "embestida" de "criminales" y "drogas" y el segundo por, según él, enviar fentanilo a través del país latinoamericano.
Para ser presidente en Estados Unidos no basta con tener más sufragios que el oponente. Hay que conseguir el número mágico de 270 votos en el colegio electoral, integrado por 538 delegados que teóricamente deben respetar la voluntad del pueblo.
También está en juego el control del Congreso, con la renovación de los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 34 sobre 100 en el Senado, así como varios gobernadores. Algunos estados celebran referendos sobre el polémico tema del derecho al aborto.
- Una incógnita -
Lo que sucederá a continuación es una incógnita.
Ambos bandos han emprendido decenas de acciones legales.
Algunos centros electorales se han convertido en fortalezas.
En la capital Washington, barreras metálicas rodean la Casa Blanca y el Capitolio y un número impresionante de comercios han protegido sus escaparates con tablones de madera.
V.Martin--ESF