Trump y su complicada relación con las fuerzas armadas se vuelven a encontrar
Donald Trump está a punto de reanudar su complicada relación con las fuerzas armadas estadounidenses como comandante en jefe tras retomar la Casa Blanca. Para este segundo capítulo, prometió no enviarlas a conflictos en el extranjero, pero ya ha insinuado que evalúa utilizarlas en casa.
Como en muchos temas, el multimillonario republicano, que se alzó como ganador de las presidenciales del martes, ha hecho comentarios contradictorios sobre las fuerzas militares, alabando su poder pero también diciendo que están debilitadas y necesitan ser reconstruidas.
Durante su anterior mandato (2017-2021), se peleó con generales y escandalizó a la opinión pública al calificar de "perdedores" a los soldados muertos en combate, acusaciones que él negó.
Recientemente, uno de sus asistentes causó polémica al empujar a un empleado en el cementerio militar de Arlington, considerado el más sagrado de Estados Unidos.
Durante la campaña presidencial, Trump sugirió que podría desplegar el ejército en las calles estadounidenses para hacer frente a disturbios internos o a los migrantes.
Si él insiste en cumplir su palabra, el ejército podría verse en un problema, consideró Kathleen McInnis, analista del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales.
"Los soldados están obligados a no seguir órdenes ilegales, pero la línea entre lo legal y lo ilegal puede ser difusa en algunos casos", afirmó.
A principios de este año, Trump dijo a la revista Time que planea llevar a cabo deportaciones masivas de migrantes indocumentados con la ayuda de la Guardia Nacional, una fuerza militar de reserva.
"Pero si creo que las cosas empiezan a descontrolarse, no tendré ningún problema en utilizar a los militares regulares", añadió.
Más recientemente, dijo a la cadena Fox News que la Guardia Nacional o el Ejército deberían usarse, de llegar a ser necesario, contra lo que define como un "enemigo interno", prometiendo ir a por los "locos y chiflados de la extrema izquierda".
- La gran incógnita -
El republicano también ha planteado regularmente la idea de utilizar los servicios de operaciones especiales para acabar con los capos de la droga en México.
Tomará posesión de su cargo en un momento en que el mundo está sumido en grandes conflictos en Oriente Medio y Europa, que él ha prometido resolver en un pestañeo, sin nunca detallar realmente cómo lo logrará.
Nadie sabe lo que Trump hará realmente una vez que esté en la Casa Blanca, pero algunos de los funcionarios a cargo durante su primer mandato opinan que tiene tendencias cada vez más autoritarias.
John Kelly, su exjefe de gabinete en la Casa Blanca, dijo que el magnate responde a la definición de fascista, una acusación de la que se hizo eco, sin éxito, su rival en los comicios, la demócrata Kamala Harris.
El general Mark Milley, jefe de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas estadounidenses durante el primer mandato de Trump, describió al republicano como "fascista hasta la médula" y la "persona más peligrosa de este país".
Pero es difícil saber cómo lo perciben los uniformados, obligados a guardar discreción.
"Los generales y almirantes que trabajaron para él durante su primer mandato describieron una relación complicada", añadió McInnis.
En uno de sus últimos discursos antes de las elecciones, la vicepresidenta Harris prometió "honrar siempre y no denigrar nunca el sacrificio" de las nuestras tropas y sus familias.
En cualquier caso, los analistas apuestan por cambios importantes en las relaciones entre Estados Unidos y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), así como en el apoyo de Washington a Ucrania en la guerra con Rusia.
"Espero ver algo parecido a una 'retirada silenciosa' de la OTAN, el fin de la guerra en Ucrania obligando a los ucranianos a ceder y una mayor atención a China y Taiwán", pronosticó McInnis.
M.Rubio--ESF