Francia inicia una semana decisiva para la estabilidad del gobierno de Macron
El presidente francés, Emmanuel Macron, enfrenta una semana clave para conocer si su proyecto reformista y liberal logra atraer a aliados en el Parlamento, tras perder su mayoría absoluta en las pasadas elecciones legislativas.
La nueva Asamblea Nacional (cámara baja) se constituye el martes y los diferentes diputados deben comunicar ese día si se inscriben como oposición o apoyan al gobierno, un primer indicador para Macron de la relación de fuerzas.
Su primera ministra Élisabeth Borne negocia en paralelo la formación de un "nuevo gobierno de acción". El mandatario le pidió un informe a su regreso el jueves de una serie de cumbres del G7 y de la OTAN, anunció el centrista a la AFP.
Macron se convirtió en abril en el primer presidente reelecto en Francia en dos décadas y todo apunta a que contará en su segundo mandato con una mayoría simple, que sume a esta potencia económica en una inusual incertidumbre política.
Aunque gobernar con mayoría simple o negociar para tejer alianzas son moneda corriente en gran parte de democracias, la nueva legislatura puede volverse un quebradero de cabeza en Francia, acostumbrada a las mayorías absolutas.
"En Francia, no hay una cultura de construir consensos, contrariamente a Alemania, a los países con un régimen parlamentario", resume a la AFP Gaspard Estrada, experto en campañas electorales en la universidad Sciences Po París.
La Constitución de 1958, impulsada por el general Charles de Gaulle, redujo el poder del Parlamento y reforzó los poderes del ejecutivo --jefe de Estado y gobierno-- para pasar página de décadas de inestabilidad gubernamental.
Desde entonces, los diferentes presidentes han contado con una mayoría absoluta a favor o en contra --obligándolos a "cohabitar" con un gobierno de distinto color político--. La única mayoría simple fue de 1988 a 1993.
Pero con 245 diputados, la alianza ¡Juntos! de Macron cuenta con la mayoría simple más baja de la Quinta República francesa. Borne aseguró en cambio el jueves que contaban con el apoyo de 252 diputados, a 37 de la mayoría absoluta.
- El poder adquisitivo, como prueba -
Tras una primera ronda de consultas la semana pasada, la primera ministra conversará de nuevo a partir de este lunes con los partidos, que ya expresaron su rechazo a un acuerdo de gobierno o a entrar en él.
El partido Los Republicanos (derecha), que junto a sus aliados UDI cuentan con 64 diputados, se negó a "servir de muleta al gobierno", en palabras de su presidente parlamentario Olivier Marleix, quien no descartó apoyos puntuales.
El oficialismo se esfuerza en atraer también a los sectores moderados --ecologistas, comunistas y socialistas-- del frente de izquierdas Nupes, que también descartaron una entrada en el gobierno o un apoyo permanente.
En las negociaciones sobre una coalición, Macron descartó a La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical), cuyo dirigente Jean-Luc Mélenchon lideró la Nupes en las legislativas de junio, y a la extrema derecha de Marine Le Pen.
La elección el martes de la presidencia de la Asamblea, que podría contar por primera vez con una mujer al frente, la exministra centrista Yaël Braun-Pivet, será la primera ocasión para medir las fuerzas del presidente.
Pero el primer test real podría venir con la ley de apoyo al poder adquisitivo, una nueva serie de medidas que el gobierno busca presentar en julio para frenar la inflación, estimada en 5,5% para 2022 e impulsada por la guerra en Ucrania.
El oficialismo tampoco lo tiene fácil. Marleix aseguró este lunes a la radio Europe 1 que su partido LR hará "todo lo posible para converger con el gobierno", pero que serán "exigentes" sobre la cuestión de la financiación.
Según un documento consultado por la AFP, el gobierno propondrá un aumento del 4% de varias ayudas sociales para luchar contra la inflación, cuyo costo sería de "8.000 millones de euros" (8.450 millones de dólares) para abril de 2023.
La izquierda se dispone por su parte a presentar "una gran ley de urgencia social", aunque el ministro de Economía, Bruno Le Maire, advirtió que "no todo es posible", ya que las finanzas públicas alcanzaron su "nivel de alerta".
Si Francia se instala en el bloqueo político, el presidente puede disolver la Asamblea y convocar elecciones anticipadas, un "riesgo político grande", para el experto de Sciences Po, con una izquierda unida y una ultraderecha en auge.
Según dos sondeos recientes de Odoxa y BVA, gran parte de franceses consideran positivo que el oficialismo perdiera su mayoría absoluta. La última encuesta subraya que un 70% considera a Macron responsable de esta situación política.
K.Baro--ESF