La sequía siembra de dudas el futuro de los tradicionales jardines ingleses
Con un gesto hacia su pradera de flores silvestres y su arboleda todavía verde en este rincón reseco del condado de Kent, en el sureste de Inglaterra, Claire Price defiende que los jardineros deben adaptarse a la evolución del clima.
La mujer es propietaria y "guardiana" de Reuthe's, un oasis boscoso de árboles y arbustos de hoja perenne en el pueblo de Sevenoaks, mejor preparado para soportar las condiciones cada vez más áridas que los tradicionales jardines ingleses de césped y parterres.
"No regamos ninguno de los arbustos ni de los árboles en el suelo", dijo orgullosa a la AFP el viernes, coincidiendo con la entrada en vigor de la prohibición de usar mangueras en su condado de Kent y el vecino de Sussex.
"Nuestra filosofía es que si tratas las condiciones del suelo correctamente, si hundes la cantidad adecuada de humedad y humus, las plantas podrán lidiar con estos extremos", explicó.
"Esa filosofía demostró ser la solución correcta para nosotros (...) y, mientras nuestros visitantes pasean por estos espectaculares bosques, pueden ver que todo es verde y soporta la sequía realmente bien", agregó.
Con la declaración oficial de sequía el viernes y la imposición de restricciones en el uso de agua en amplias partes de Inglaterra, numerosos horticultores urgen a repensar la gestión y el diseño de los famosos y cuidados jardines del país.
- "Mirar al futuro" -
Para Price, los jardineros deben "mirar al futuro" en vez de fijarse en los estilos y preferencias de generaciones anteriores, obsesionadas por el césped limpio y exuberante.
"Me temo que sus hermosos y cuidados céspedes deben desaparecer", aventuró, argumentando que sus beneficios medioambientales no son mucho mejores que los del césped artificial.
"Tenemos que plantar esos céspedes con praderas de flores silvestres", necesitamos "empezar a trabajar con la naturaleza, en vez de ver la naturaleza como algo a dominar", insistió.
Reuthe's, un terreno de cuatro hectáreas y media en la ladera de una colina, acoge especies raras y una de las mayores variedades de rododendros, azaleas, camelias y coníferos de Inglaterra.
Apodado "los jardines perdidos de Sevenoaks", se estableció en 1902 pero estuvo durante mucho tiempo cerrado al público, funcionando durante décadas como vivero de plantas.
El lugar no se abrió por completo hasta 2018, cuando Price lo compró y empezó a rehabilitarlo.
A pesar de resistir mejor la sequía que los tradicionales jardines ornamentales, el bosque nota los efectos del calor récord de este verano boreal, al igual que la mayoría de los ecosistemas del noroeste de Europa.
Los rododendros, las camelias y las magnolias, que suelen florecer en primavera, son "bastante resistentes", pero están entrando en modo supervivencia y soltando hojas para retener la humedad, explicó el jefe de jardinería Melvyn Jones.
"Esto no tiene precedentes. Esperamos perder un par de nuestras especies", añadió.
- Rezando por lluvia -
En el vivero, donde los visitantes pueden comprar plantas y arbustos, aplican un riego frecuente para mantenerlos con vida, aprovechando que los lugares comerciales han quedado exentos de la restricción de agua.
"Es una combinación entre ser frugal con el agua y no gastarla y tratar de obtener tanta humedad en la raíz como podamos", dijo Jones.
Con tres veranos consecutivos de calor asfixiante y precipitaciones por debajo de la media, el cambio climático está causando mella en el ecosistema y sus administradores, aseguró.
"Como horticultor es duro", dijo el hombre de 56 años, preocupado por su futuro.
"Soy un tipo viejo ya y no parece que las estaciones sean lo que solían ser, no parece que tengamos las cuatro estaciones que solíamos tener", continuó.
"Como horticultores, necesitamos pensar en el futuro planificando cómo regamos y cómo conservamos el agua", añadió.
Los expertos apuntan mayoritariamente a las emisiones de gases de efecto invernadero vinculadas a las actividades humanas como responsables del cambio climático, que causa fenómenos meteorológicos extremos más severos y frecuentes.
Como muchos jardineros o agricultores en el noroeste de Europa, Jones reza "cada día para que llueva". "Cruzo los dedos para que tengamos dos o tres días de lluvias torrenciales, eso ayudaría", dijo.
G.Bardales--ESF